Pese a que está tecnología ya existía, la reducción de su tamaño, de 100 a 2 micras, harán posible la creación de sensores médicos casi imperceptibles o placas solares extrafinas y totalmente adaptables a cualquier superficie.
Según los investigadores este logro ha sido posible gracias a la electrónica orgánica, que emplea carbono como conductores. De esa manera pueden insertar circuitos electrónicos en películas extrafinas de plástico. El resultado es una especie de piel electrónica flexible.
Además, este nuevo diseño conseguirá abaratar el coste con respecto a otros dispositivos similares, ya que el soporte es lo que mayor gasto en material supone. Según Kaltenbrunner, dado el bajo coste de manufacturación, estas láminas podrían ser en el futuro tan comunes como lo son hoy los envoltorios de plástico corrientes.
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