Con esta idea en mente, el fotógrafo canadiense François Brunelle realizó una serie de retratos verdaderamente sorprendentes, reuniendo a personas totalmente desconocidas y que sin embargo guardan un sorprendente parecido físico.
Al principio Brunelle confió solo en la casualidad del encuentro, en personas ya conocidas en quienes había descubierto un parecido con otra. Después, cuando los medios de comunicación comenzaron a difundir su proyecto, los contactos comenzaron a llegar solos e incluso actualmente Brunelle continúa recibiendo sugerencias para sus fotografías.
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