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miércoles, diciembre 19, 2012

Cementerio de cráneos alargados de méxico.

Arqueólogos han descubierto a 300 metros del pueblo de Onavas, al sur de Sonora (México), un cementerio prehispánico de 1.000 años de antigüedad en el que están enterrados 25 individuos. De ellos, trece presentan una deformación intencional del cráneo y cinco mutilaciónes dentarias, prácticas culturales que resultan muy llamativas y que ya se habían encontrado en otros grupos prehispánicos.

La deformación craneal en las culturas mesoamericanas se utilizó para diferenciar a un grupo social de otro o con fines rituales, y la manipulación de los dientes se practicaba en púberes como un rito de paso hacia la adolescencia.



Un individuo fue enterrado con un caparazón de tortuga colocado a la altura del abdomen. Pero para los arqueólogos, lo relevante del descubrimiento es la evidencia de costumbres que no se habían registrado en los antiguos grupos culturales de Sonora: la deformación craneal (frontal occipital) que se aplicó a algunos de ellos, así como la modificación mediante el desgaste de la parte lateral de las piezas para darles forma de «v».

«El Cementerio de Onavas no pertenece a grupos mesoamericanos migratorios, sino a uno sedentario que tuvo un desarrollo local y que en algún momento de su historia entabló contacto con Mesoamérica e incorporó algunas ideas a su cultura», explica Cristina García Moreno, directora del proyecto de investigación.

Según Cristina García, el sitio debió pertenecer a los antiguos indígenas pimas, grupo cultural de la región cuyos descendientes se desplazaron hacia lo que hoy es el límite estatal Sonora-Chihuahua; pudo ser parte de un asentamiento ubicado dentro del área de tránsito que seguían los pueblos de la costa occidental al suroeste de Estados Unidos en el comercio de la turquesa, “y en ese transitar de poblaciones, los pimas adoptaron nuevas tradiciones procedentes de Mesoamérica”.

De los restos óseos de los 25 individuos recuperados, 17 corresponden a menores de edad —de entre 5 meses y 16 años— y 8 son de adultos. La cantidad de infantes y púberes identificados en el cementerio puede ser un indicador de la mala práctica en la deformación craneal, que ocasionó su muerte por el exceso de fuerza al momento de apretar el cráneo. Esto se deduce a partir de estudios hechos a los restos, cuyos resultados no arrojaron ninguna enfermedad que pudiera haber causado su muerte.

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