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miércoles, junio 13, 2012

Descubierto el sistema de mensajeria de los insectos.

Los insectos son capaces de usar plantas como si fueran teléfonos y comunicarse, a través de ellas, con otros insectos. Así lo afirma un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores holandeses  que ha revelado que, por medio de esas mismas plantas, los insectos pueden "grabar mensajes" en el terreno circundante. Mensajes que pueden después ser "escuchados" por otros insectos.

Los resultados de este sorprendente estudio se publicarán próximamente en la prestigiosa revista Ecology Letters.

Los investigadores, del Instituto Holandés de Ecología (NIOO-KNAW) y de la Universidad de Wageningen (WUR), descubrieron que este inimitable "servicio de mensajería" funciona, entre otras, en la Senecio jacobaea, una planta silvestre muy común en toda Europa y conocida en España como Hierba de Santiago o Hierba cana. Según el estudio, los insectos consiguen almacenar sus mensajes gracias a los efectos que provocan en los hongos del subsuelo.

El nuevo estudio muestra que los insectos son capaces de dejar mensajes que quedan "grabados" en el suelo incluso después de haberse alimentado de la planta. Y que esos mensajes, que contienen detalles concretos sobre las plantas, pueden pasar a futuras plantas que crezcan en el mismo terreno y ser transmitidos después por lo tanto a otros insectos diferentes.

Se trata de mensajes muy específicos y llenos de significado: las nuevas plantas pueden "contar" cuánto sufrieron sus predecesoras a causa de las orugas que se comieron sus hojas. O de los insectos que devoraron sus raíces. Es decir, transmitir a otros insectos detalles sobre su sabor o grado de comestibilidad.


Para llegar a estas conclusiones, Olga Kostenko, investigadora del NIOO y autora principal del estudio, y sus colegas cultivaron Hierba de Santiago en un invernadero y la dejaron a merced de orugas devoradoras de hojas y de larvas comedoras de raíces. Después hicieron crecer nuevas plantas en el mismo terreno y las expusieron, de nuevo, al ataque de las mismas clases de insectos.

"Lo que descubrimos -explica Kostenko- es que la composición de los hongos del terreno cambiaba de manera radical tanto si los insectos habían devorado raíces u hojas. Esos cambios en la comunidad de hongos, a su vez, afectaba al crecimiento y a la química de la siguiente hornada de plantas, y por lo tanto a los insectos de esas nuevas plantas".

En otras palabras, el crecimiento y el sabor de las nuevas plantas crecidas en el mismo terreno reflejaban fielmente las condiciones en las que habían vivido las plantas anteriores. De esa forma, las nuevas plantas podían transmitir esos "mensajes" grabados en el suelo a todos sus enemigos.

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