Un equipo internacional de investigadores ha anunciado el descubrimiento del esqueleto del primate más antiguo que se conoce. La diminuta criatura, (de apenas 7,1 centímetros de altura y entre 20 y 30 gramos de peso) ha sido bautizada como Archicebus achilles,
vivió en la China central en el Eoceno, hace 55 millones de años, y sus
restos fueron recuperados del lecho de un antiguo lago no muy lejos del
actual curso del río Yangtze.
Además de ser el primate más antiguo nunca visto hasta
ahora, los restos fósiles de este animal arrojan luz sobre un episodio
de crucial importancia para la evolución tanto de los humanos como de
los demás primates: la divergencia entre el linaje que conduce a los antropoides (monos, simios y seres humanos)
y el que derivó en los tarsios, pequeños primates nocturnos de grandes
ojos y que viven en los árboles. El hallazgo demuestra, además, que los
primeros primates también eran activos durante el día, podían trepar a
los árboles y se alimentaban principalmente de insectos.
"Con Archicebus -afirma Xijun Ni, director de la
investigación, del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de
Vertebrados de la Academia Nacional de Ciencias China- es la primera vez
que disponemos de un retrato razonablemente completo de un primate
cercano a la divergencia entre tarsios y antropoides. Y eso representa
un gran avance en nuestros esfuerzos de elaborar un mapa que contenga
las fases más primitivas de la evolución de humanos y primates". De
hecho, la mayor parte de los restos fósiles de mamíferos de ese lejano
período, incluidos los primates, consisten en mandíbulas aisladas,
piezas dentales sueltas y otros fragmentos parciales del esqueleto.
En palabras de Dan Gebo, antropólogo de la Universidad de Illinois, "estamos ante el esqueleto fósil de primate más antiguo y completo jamás descubierto,
y ante uno de los primates fósiles más primitivos jamás documentados.
El origen de los primates es la primera piedra de todos los linajes
posteriores, incluyendo el de la Humanidad".
Los fósiles fueron recuperados de un estrato de rocas
sedimentarias depositadas en el fondo de un antiguo lago de unos 55
millones de años de antigüedad, una época caracterizada por un efecto invernadero global,
con la mayor parte del planeta cubierto de selvas tropicales y palmeras
que crecían incluso más al norte de la actual Alaska. Como sucede con
muchos otros fósiles procedentes del fondo de antiguos lagos, el
esqueleto de Archicebus apareció al separar las finas lascas de roca que
contenían el fósil. De esta forma, los restos se conservan en dos
piezas que son complementarias. Cada una de ellas contiene tanto
elementos del esqueleto como impresiones de los huesos que quedaron en
la otra cara.
Para poder estudiar el fósil completo, los científicos
escanearon las dos partes con la máquina de rayos X más sofisticada del
mundo, en el ESRF (European Synchrotron Radiation Facility)
en Grenoble, Francia. "Para dejar al descubierto los secretos que
habían sido ocultados por las rocas durante millones de años -asegura
John Flynn, del Museo Americano de Historia Natural- tuvimos que llevar a
cabo un trabajo muy extenso, aplicar lo último en tecnología y fomentar una cooperación internacional intensiva entre numerosas instituciones. Nos ha llevado diez años conseguirlo".
La reconstrucción digital en tres dimensiones obtenida con
los escáneres del ESRF permitió a los investigadores estudiar con todo
detalle el pequeño y frágil esqueleto de Archicebus. El ejemplar supera
en 7 millones de años la antigüedad del esqueleto fósil de primate más
viejo conocido hasta el momento y que, en el árbol de la evolución, se
encontraba mucho más próximo al linaje que llevó hasta los humanos,
monos y simios modernos.
"Archicebus difiere radicalmente de cualquier otro primate,
viviente o fósil, conocido hasta ahora por la Ciencia", afirma por su
parte Christopher Beard, paleontólogo del Museo Carnegie de Historia
Natural. "Parece un extraño híbrido con los pies de un mono pequeño, los
brazos y las piernas de un primate muy primitivo y con un cráneo
también muy primitivo que alberga, sorprendentemente, unos ojos
pequeños. Nos obligará a reescribir lo que sabemos sobre cómo evolucionó
el linaje de los antropoides".
Y es que las relaciones evolutivas entre los primates y sus
parientes es una cuestión que suscita un intenso debate desde hace
varias décadas. "Para comprobar las diferentes hipótesis y determinar la
posición filogenética de este nuevo primate -explica Jin Meng, de la
División de Paleontología del Museo Americano de Historia Natural- hemos
desarrollado una matriz masiva de datos que incluye más de mil
características anatómicas conseguidas de 157 mamíferos diferentes".
Los análisis estadísticos realizados muestran que un Archicebus adulto podría haber tenido unos 7 cm. de altura y un peso de entre 20 y 30 gramos.
Su pequeña talla y su posición evolutiva apoyan, por lo tanto, la
teoría de que los primates primitivos, así como el resto de los
antepasados comunes de tarsios y antropoides, eran realmente minúsculos.
Lo cual contradice la idea anterior según la cual los primeros miembros
del linaje de los antropoides fueron bastante grandes, quizá del tamaño
de los monos modernos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario